Para contextualizar I: La Historia en el Torturador

El origen del conflicto de la obra se desata en plena dictadura argentina (1976-1983), uno de los episodios más violentos de la historia argentina.
Durante este período, la llamada Reorganización Nacional, se cometieron muchas atrocidades, violando los derechos humanos. Una de las consecuencias más dolorosas y conocidas, que además se destaca en la obra, es la de “Los desaparecidos”. Más de 30.000 personas acusadas de ser contrarias al régimen dictatorial desaparecieron sin pruebas, sin rastro, y sin juicios justos. Estas personas eran llevadas a cárceles clandestinas, o “chupaderos”, donde nadie más volvía a saber de ellos, excepto sus torturadores y/o asesinos.
Ésta es la historia de uno de esos desaparecidos que logró sobrevivir, a manos de una conciencia atormentada.
Ésta es la historia de uno de esos torturadores, a su vez torturado por su conciencia.
Pero sobretodo, ésta es la historia de todos aquellos que todavía se torturan por haber pasado página alegando que nada podía hacerse, sin la suficiente convicción. 

Observación: Esto es sólo el contexto histórico, no el pilar de la obra. Se trata de un dato importante, que no crucial, para entender la historia del protagonista. 

"El Torturador Arrepentido" : Sinopsis


 ¿Se puede arrepentir un torturador? ¿Puede amar? ¿Puede sentir ternura, ansiedad, ausencia?
Es lo que se preguntan Julio y Jorge Luis, un adolescente y un hombre muy diferentes que son la misma persona, dividida por una venganza postergada durante veinte años. Porque ahora, media vida  más tarde, han encontrado al hombre que juraron matar para hacer justicia. Sólo que no es como lo recordaban.
Ambientada en la Argentina de 1979 y la España del 2000, la obra indaga sobre la fragilidad de la memoria y las coartadas que nos inventamos para sobrevivir con la culpa o la rabia. La víctima tiene la ocasión de convertirse en torturador, pero…  ¿Puede alguien que destruye vidas amar otras vidas?
La historia de esta revancha nos enfrenta con tantas preguntas como caminos existen, y pone en relieve la más difícil de responder:
 ¿Si tuviéramos que optar entre ser torturador o torturado, qué elegiríamos?